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jueves, 27 de marzo de 2008

TAL VEZ SERÁ SU VOZ . . . (HOMERO MANZI)


¿Quién pena en el violín?

¿Qué voz sentimental

cansada de sufrir

se ha puesto a sollozar así?


Tal vez será el rumor

de aquella que una vez

pronto se durmió.

¡Tal vez será su voz, tal vez!


Su voz no puede ser,

su voz ya se apagó,

¡tendrá que ser nomás

mi propio corazón!

Balada para mi muerte (Horacio Ferrer)


Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,

guardaré mansamente las cosas de vivir,

mi pequeña poesía de adioses y de balas,

mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.

Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,

mi penúltimo whisky quedará sin beber,

llegará, tangamente, mi muerte enamorada,

yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis.

Hoy que Dios me deja de soñar,

a mi olvido iré por Santa Fe,

sé que en nuestra esquina vos ya estás

toda de tristeza, hasta los pies.

Abrazame fuerte que por dentro

me oigo muertes, viejas muertes,

agrediendo lo que amé.

Alma mía, vamos yendo,

llega el día, no llorés.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,

que es la hora en que mueren los que saben morir.

Flotará en mi silencio la mufa perfumada

de aquel verso que nunca yo te supe decir.

Andaré tantas cuadras y allá en la plaza Francia,

como sombras fugadas de un cansado ballet,

repitiendo tu nombre por una calle blanca,

se me irán los recuerdos en puntitas de pie.

Moriré en Buenos Aires, será de madrugada,

guardaré mansamente las cosas de vivir,

mi pequeña poesía de adioses y de balas,

mi tabaco, mi tango, mi puñado de esplín.

Me pondré por los hombros, de abrigo, toda el alba,

mi penúltimo whisky quedará sin beber,

llegará, tangamente, mi muerte enamorada,

yo estaré muerto, en punto, cuando sean las seis, cuando sean las seis,

¡cuando sean las seis!